martes, 29 de noviembre de 2011

HENRY FORD: "No encuentres la falta, encuentra el remedio"

Fuente: Google Imágenes


    Querido y odiado casi a partes iguales, Henry Ford fue un pionero en el desarrollo de la producción automovilística. Sus innovadoras ideas hicieron posible una de las revoluciones industriales más significativas de la Historia: el fordismo o producción en cadena, un método que nace a partir de la maduración del taylorismo, y cuya razón de ser es la fabricación de automóviles de bajo coste destinados al consumo masivo de la familia media americana. 

    Aunque no fue el inventor ni el primero en utilizar esta técnica, sí fue el principal responsable de generalizar el uso del automóvil entre las clases medias (hasta entonces un producto de fabricación artesanal y altísimo coste). Sin embargo, su éxito no le llegó de la noche a la mañana. Resulta interesante resaltar que Ford se crió en un ambiente humilde y que recibió una educación básica, ambos factores quizá sean el germen de su futuro compromiso con la reducción de los costes. 

    Desde muy joven mostró un alto interés por la mecánica, y cuando cumplió los 16 años se trasladó a Detroit con la intención de trabajar como aprendiz de maquinista. Su perseverancia y actitud autodidacta le llevó a trabajar para la Westinghouse (sí, la misma que será comprada en los noventa por la CBS y una de las culpables de que Al Pacino no pudiera publicar su reportaje en el programa 60 Minutos). La Edison Illuminating Company también contó con los servicios de Ford, hasta que le propusieron un ascenso a ingeniero jefe, con el compromiso de dedicarse por completo a los proyectos de la compañía. Por aquellos momentos Ford ya reunía una gran cantidad de dinero para dedicarse a sus inventos, por lo que abandonó la compañía Edison.


    Tras varios experimentos, constantes pruebas para mejorar sus prototipos y un par de proyectos fallidos (la Detroit Automobile Company y la Henry Ford Company), en 1903 la Ford Motor Company vio la luz y con ella llegó el éxito. Cinco años más tarde el coche insignia de la compañía, el Ford T, disparó las ventas hasta tal punto que en 1918 la mitad de los coches en EE.UU. eran de este modelo. 

    La estrategia del magnate del automóvil era la siguiente: reducción en los costes, aumento de los salarios e incremento de la productividad. No obstante, estos factores se complementan unos con otros y su triunfo fue posible gracias al estudio que Ford realizó sobre la capacidad adquisitiva de la clase media estadounidense. Nos encontramos pues ante un pionero del Estado de bienestar, ya que buscó mejorar el nivel de vida de sus trabajadores (aumentó los salarios y redujo la jornada laboral), facilitando que éstos mismos fueran los compradores de sus coches, lo que se tradujo en un gran empuje para la economía. 

    Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y también se pueden encontrar varios puntos negros en su historia. Una fuerte oposición a los sindicatos, la vigilancia de la vida privada de sus trabajadores a través de su Departamento de Sociología o el antisemitismo que profesó en el diario semanal The Dearborn Independent, le han creado numerosos enemigos a lo largo de los años. 

    Si os apetece profundizar más en su historia, podéis hacerlo a través de este enlace de vídeo: http://tu.tv/videos/henry-ford-03-de-30-biografias



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